miércoles, 14 de febrero de 2018

LEY DEL ETERNO TROGO AUTOEGOCRÁTICO CÓSMICO COMÚN

EL MARTIRIO DEL CRISTO Y LA RESURRECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS


                    A menudo leemos artículos  sobre veganismo y vegetarianismo, términos no muy bien entendidos por la sociedad moderna, pero muy útiles en las doctrinas de muchas sociedades especulativas.  No conocen el significado correcto de cada término, a tal punto de confundir el veganismo con el vegetarianismo. La palabra VEGANO  viene de la palabra VEGA, que hace  alusión directa a un terreno bajo, allanado y muy fértil, generalmente situado a la orilla de un río. De manera que, vegano es aquella persona que nació o que generalmente vive en una vega.

               Nada en común con la palabra vegetal cuyo significado es "organismo que pertenece al reino de los vegetales". Es en este mismo orden de ideas en que paradójicamente se desordena la ortología, la ortografía y el léxico. De hecho, no existe la palabra vegano como un sinónimo de vegetariano. Las personas que predican tal ideología, desconocen la fase trascendental a la que asciende el espíritu a través del  martirio del Cristo y su resurrección de entre los muertos.

¿Qué significa la palabra Cristo?

            La palabra Cristo significa  VIDA, LUZ (en alusión directa a la energía Solar)... El martirio, la muerte y la resurrección del Cristo cósmico es un proceso trascendental en toda criatura, sea vegetal o sea animal incluyendo al hombre, quien finalmente serviría de alimento a las aves del cielo, los peces y los gusanos de la tierra. De manera que, cuando el hombre rechaza la carne y justifica su posición escépticamente vegetariana, se opone a lo que podemos llamar Ley del santo Trogoautoegocrático cósmico común, de tragar y ser tragados. Esta Ley está representada por el Sol (e la energía Solar) tan esencial para la vida de todo organismo. Es el agente maravilloso que sustenta toda existencia. La eterna Ley del eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común es la Ley de la recíproca alimentación entre todos los organismos. 

Una exégesis minuciosa al respecto, nos permite analizar el asunto a la luz de Las Escrituras. Jesús, el que fuera llamado CRISTO dijo: 

>>Yo soy el pan de vida.
 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.>>. - san Juan 6: 48-51. 

                       Pero no que alguien tuviese que comer la carne y beber la sangre de Jesús. Hace alusión indirecta al alimento en sí, como el CRISTO CÓSMICO. El Cristo Cósmico es el cuerpo mismo del Alimento, y el alimento cualquiera que fuese es el cuerpo del Cristo Cósmico o Energía Solar Trascendente. Cuando un animal o una planta es maltratado y sacrificado para alimento, seguramente revive el proceso trascendental del martirio del Cristo histórico, en cualquiera de las versiones estudiadas ya en la teología y en muchas de las doctrinas sincréticas del mundo. Una vaca, un pollo, un árbol, un pez o una legumbre, deberá sufrir el martirio del Cristo, para resucitar de nuevo a la vida después de tres días y medio, según Las Escrituras. 
                    
Pero muchos cismáticos convencidos de una falsa ideología, se ahogan en el puritanismo de sus propias convicciones erróneas, porque aseguran que un animal es maltratado y sacrificado en los grandes mataderos, transmitiendo malas energías y substancias endocrinas nocivas al cuerpo y al espíritu humano. Consumen vegetales en cantidades alarmantes con el propósito de reemplazar la carne. Pero ignoran que le están restando adrenalina a su propia carne, una hormona secretada por las cápsulas suprarrenales, responsable del estímulo nervioso para la peristalsis, la contracción automática de algunas membranas como los párpados y en los músculos de algunos órganos, como el corazón y nexos entre los riñones y la vejiga.

                      La adrenalina de las carnes que son ingeridas funciona además como como un octano, (Líquido combustible más ligero que el agua, que se obtiene por destilación del petróleo y se emplea en la preparación de gasolina para conseguir que aumente la resistencia a la explosión de un motor.). Es de esta manera como se produce y se logra una resistencia a la combustión de las calorías en el sistema endocrino de los organismos, pues de hecho, el proceso de combustión de los carbohidratos, es proporcionalmente análogo al de los hidrocarburos, dado que tienen estructuras moleculares muy similares, relacionadas al Hidrógeno y el Carbono.

               Igualmente, podría presentarse un comportamiento químico reactivo entre el  Fósforo y el Carbono, presentes en la estructura molecular del ácido Desoxirribonucleico (ADN), lo que explica una posible carencia de la adrenalina en los extraños casos de combustión espontánea de los cuerpos: ausencia de Octanos.
De manera que, no hay porque asombrarse de lo que ocurre o no ocurre en la mecánica de una cadena alimenticia, si una presa sufre el ataque de una fiera, si un árbol o cualquier planta sufre el ataque de una oruga o una plaga de hormigas, o en el caso de la procedencia de alimentos para la sustentación de la vida humana, los cárnicos proceden de mataderos en los que el martirio forma parte del procesamiento técnico con los animales. Las plantas también son seres vivos, y también sufren. 

               El vegetarianismo, debería mejor tener compasión de sí mismos en cuanto a la comprensión de los principios naturales de la TRANSUBSTANCIACIÓN y de la santa Ley del Eterno Trogoautoegocrático Cósmico Común, y pensar mejor en preparar el cuerpo de polvo que tanto les ha servido, para alimentar a los gusanos de la tierra, una vez les toque que abandonarlo. Los gusanos de la tierra no saben nada acerca de vegetales ni de animales, ni menos acerca de antropofagia. Mejor diremos, que la cremación de los cuerpos muertos es un crimen de lesa humanidad, porque se comete contra Natura sin mediar consecuencias. 

                El Karma vendrá consecuentemente a cobrarle al hombre lo que debió hacer; y - como sucede con los Sudhus en Varanasi  (Benarés), en India -, los espíritus que en sus vidas anteriores le negaron octano a sus propios cuerpos, regresarán como gusanos de la tierra, a comerse la carne de sus muertos, para justificar su sacerdocio satánico. 

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